Bienvenida Merlina,... bienvenida a CASA
"Escribir sin esperar respuesta. Hablar sin una cara interactuante. Decir acariciando teclas. El placer inexplicable de la intimidad. El anonimato merecido. La conversación interior. Una sola persona, múltiples interlocutores. Acción y reacción en una única alma. Palabras, disparadores de ideas, de emociones, de pensamientos (caóticos o coherentes, según la necesidad y conveniencia).
Un e-mail, un chat, un blog. ¿Quién puede quitarles el carácter de diario íntimo, de rejunte de crónicas, de testimonios irrefutables de nuestra cotidianeidad? Cuando escribimos siempre es, sobre todo, para nosotros mismos..."




09/09/09

domingo, 13 de septiembre de 2009

Sobre las crónicas

El Tiempo, el Relativo, el Ilusorio. A veces un mar de días, un océano de horas, un abismo de minutos. Otras, una pizca de meses o una brizna de años. ¿Donde está el tiempo si no en las esperas o en los oportunísimos trenes que miramos alguna vez pasar desde un andén de desidia o cobardía? Los recuerdos no son más que momentos imaginarios que residen simultáneos en nuestra memoria; y que ordenamos, a nuestro antojo, en arbitraria sucesión lineal. Los proyectos no son otra cosa que un fluir de deseos que disfrazamos de certeras instancias futuras.
Entonces sin tiempo, sin pasado, sin futuro, sólo hay un momento posible: este mismo. No existen las crónicas porque estas suponen el orden temporal de los hechos. Por lo tanto, siempre que contamos historias de nuestra vida, estamos haciendo, bien o mal, un poco de ficción y un mucho de literatura...

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