Bienvenida Merlina,... bienvenida a CASA
"Escribir sin esperar respuesta. Hablar sin una cara interactuante. Decir acariciando teclas. El placer inexplicable de la intimidad. El anonimato merecido. La conversación interior. Una sola persona, múltiples interlocutores. Acción y reacción en una única alma. Palabras, disparadores de ideas, de emociones, de pensamientos (caóticos o coherentes, según la necesidad y conveniencia).
Un e-mail, un chat, un blog. ¿Quién puede quitarles el carácter de diario íntimo, de rejunte de crónicas, de testimonios irrefutables de nuestra cotidianeidad? Cuando escribimos siempre es, sobre todo, para nosotros mismos..."




09/09/09

miércoles, 20 de enero de 2010

Yo, Merlina, la que no se fue de viaje...

Te espero sentada. Te observo con mirada casi maternal. Estoy en el lugar perpetuo de mi existencia y la tuya. Te has movido, has sentido, has vivido un poco más la materialidad de tu vida, de la nuestra. Crees entender mejor todo, es lo que sientes. Lo sé y lo entiendo. Te miro de nuevo con cierta condescendencia pero también con ternura. Has crecido, sin duda.  Ya nada parece tan terrible pero, a la vez, tomas conciencia de que esto mismo es la vida. No es en los selectísimos recuerdos donde se encuentran los hitos vitales. Sabes o intuyes que el secreto de tu historia duerme en los intersticios de los olvidados, repetitivos y rutinarios instantes de la cotidianeidad. Tu identidad reside en las sutiles diferencias entre un día común y otro día igualmente común y corriente. Crees estar más lista para el Carpe Diem. Te abrazo y te beso los ojos. Te sonrío felicitándote. Sin embargo, te susurro al oído que este no es más que otro pequeño salto de otro miles que te faltan... o, más bien, que puedes elegir dar...